Cuando Chávez acepte ceder resultará tarde: el daño ya estará hecho
Todo se le ha vuelto un adictivo juego de simulación. Su poder ya no es el mismo, pero Hugo Chávez se afana en que todo luzca como si lo fuera.
Todo se le ha vuelto un adictivo juego de simulación. Su poder ya no es el mismo, pero Hugo Chávez se afana en que todo luzca como si lo fuera.
Sus viajes, la prepotencia frente a sus aliados, la compulsividad armamentista, y el tratamiento que le otorga a sus oponentes y al evento electoral de noviembre, hablan de un hombre resistido a aceptar los bemoles de su liderazgo.
Chávez ha armado una invertebrada ficción de superioridad y terminó creyendo en sus propias invenciones. Quienes mejor conocen el hecho son los partidos del "polo", desde donde le están advirtiendo que ponga cuanto antes los pies sobre la tierra... Es evidente que el camino escogido por el comandante no es el más frondoso: su recorrido refuerza la convicción de que será él el responsable único de lo que inexorablemente ocurrirá en la jornada regional.
Al fingir que nada ha cambiado, el Presidente es quien mejor contribuye a la visualización anticipada de su próximo revés.
Chávez ha armado una invertebrada ficción de superioridad y terminó creyendo en sus propias invenciones. Quienes mejor conocen el hecho son los partidos del "polo", desde donde le están advirtiendo que ponga cuanto antes los pies sobre la tierra... Es evidente que el camino escogido por el comandante no es el más frondoso: su recorrido refuerza la convicción de que será él el responsable único de lo que inexorablemente ocurrirá en la jornada regional.
Al fingir que nada ha cambiado, el Presidente es quien mejor contribuye a la visualización anticipada de su próximo revés.
Ni siquiera Izarrita ha conseguido desvanecer esa inminencia: el revolcón electoral que "el proceso" está por experimentar ya es una "profecía autocumplida".
La deslealtad con que Chávez actúa frente a sus propias órdenes -la de las "tres erres"- por ejemplo, no permite dudas acerca de los resultados regionales. Es increíble que el Presidente no esté haciendo lo necesario para revertir el descalabro. Es claro que está sufriendo de una grave incongruencia de estatus: se cree lo que ya no es y ni se molesta en conocer cómo le ven hoy. El caso de Mario Silva describe el desvarío: Chávez fantasea con que todavía es aquel portaavión de hace ocho años... El fracaso de Silva es su propio fracaso; el de su radicalidad; es un nuevo "NO" a su libro rojo.
La deslealtad con que Chávez actúa frente a sus propias órdenes -la de las "tres erres"- por ejemplo, no permite dudas acerca de los resultados regionales. Es increíble que el Presidente no esté haciendo lo necesario para revertir el descalabro. Es claro que está sufriendo de una grave incongruencia de estatus: se cree lo que ya no es y ni se molesta en conocer cómo le ven hoy. El caso de Mario Silva describe el desvarío: Chávez fantasea con que todavía es aquel portaavión de hace ocho años... El fracaso de Silva es su propio fracaso; el de su radicalidad; es un nuevo "NO" a su libro rojo.
Al igual que en la antesala del 2D, el Presidente sigue evadiendo su problema. Sus inútiles giras externas contrarían sus premuras domésticas y acentúan la distancia entre él y el electorado. El ciudadano está volviendo a constatar que el mandatario no tiene el menor interés en los "temas menudos" de la gente. Es el escudo antimisilístico lo que ocupa su atención. La brecha es gigantesca: los venezolanos hablan español y Chávez lo hace en ruso.
La agenda con que Chávez recrea su superioridad ficticia, empeora la relación con sus aliados. Éstos no le dan tregua porque conocen bien la situación. Los hermanos pobres del "proceso" creen -y están en lo correcto- que el momento es inmejorable para bajarle el copete al líder supremo y optimizar sus ganancias burocráticas.
Cuando Chávez acepte ceder resultará tarde: el daño ya estará hecho. Las verdades que le han dicho sus socios hace rato están troqueladas en el hipotálamo del colectivo revolucionario. Desde los espacios aéreos internacionales, surcados por el "chupadólares", el "alegre viajero" no alcanza a escuchar estas estorbosas demandas... Como el 2D, el jefe será el último en enterarse de su bien bregada derrota.
Argelia.rios@gmail.com
La agenda con que Chávez recrea su superioridad ficticia, empeora la relación con sus aliados. Éstos no le dan tregua porque conocen bien la situación. Los hermanos pobres del "proceso" creen -y están en lo correcto- que el momento es inmejorable para bajarle el copete al líder supremo y optimizar sus ganancias burocráticas.
Cuando Chávez acepte ceder resultará tarde: el daño ya estará hecho. Las verdades que le han dicho sus socios hace rato están troqueladas en el hipotálamo del colectivo revolucionario. Desde los espacios aéreos internacionales, surcados por el "chupadólares", el "alegre viajero" no alcanza a escuchar estas estorbosas demandas... Como el 2D, el jefe será el último en enterarse de su bien bregada derrota.
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