sábado, 8 de mayo de 2010

Stalin Gónzalez // Juventud divino tesoro

A propósito de la nueva discusión que el Gobierno ha puesto sobre el tapete sobre de la inclusión de cuadros jóvenes como candidatos a la Asamblea, debemos decir algunas cosas que desenmascaren tan infeliz discurso. El Gobierno pareciera tener siempre el mal gusto y la inelegancia de exaltar en el discurso a los grupos que en la praxis han sido más golpeados por sus acciones. Perversa idea la de ellos la de abanderarse con los pobres, los trabajadores y ahora los jóvenes, cuando en la realidad la situación actual es sumamente compleja para los tres sectores. En esta oportunidad osa decir que para ellos los jóvenes son una pieza primordial, pero cuando analizamos el discurso a la luz de algunas cifras vemos cómo termina pareciendo que la única juventud que importa no es ni tan siquiera la del PSUV sino la del "cogollo" del partido de gobierno. En este sentido, el 60% de los homicidios son jóvenes entre 15 y 25 años; aún más, el 85% de quienes comenten delitos son chicos pertenecientes al mismo grupo etario. Pero sigamos más allá. Las cifras nos dicen que, del 60% de consumo de alcohol de la población, el 45% la realizan jóvenes y que la edad de inicio para el consumo no solo de alcohol sino de drogas es entre 9 y 16 años. Peor aún, veamos las cifras del embarazo precoz en nuestro país: de 600 mil partos anuales que se registran 120 mil son niñas y adolescentes, cifra que además nos coloca en el primer lugar de embarazos adolescentes de América Latina. Entonces, nos preguntamos: ¿cuál es la población joven que le interesa al Gobierno, cuáles han sido las políticas que en estos diez años se han diseñado y ejecutado para recatar y preservar a esta población vulnerable, cuál es la coherencia entre el discurso pro-juventud y el accionar del Estado-Gobierno? Como siempre, el enunciado del Gobierno se encuentra desfasado y divorciado de la realidad. Cuando vemos las cifras de los venezolanos que se encuentran en el exterior, nos percatamos que un número nada despreciable lo constituyen jóvenes en edad productiva. El país tal como se encuentra en estos momentos no da seguridad de superación. El nuestro es un país donde cuesta conseguir un empleo, donde la propiedad cuelga de un hilo, donde comprarse un lugar para vivir es casi imposible. Es un país que no te asegura que regreses a casa cuando salgas. Es un país al que no le importa su juventud. Aquí el Estado no tiene entre su agenda de prioridades impulsar e incentivar el futuro de la nación. Por ende, instamos a los compañeros oficialistas a no hacer el ridículo diciéndole a todo el país que ellos le dan espacios a los jóvenes, tan sólo porque unos cuantos -los que se aprendieron mejor el discurso a repetir- son candidatos a la Asamblea (candidatos que casualmente van en los circuitos que el Gobierno sabe que hay mayoría opositora) cuando la única "verdad verdadera" es que a este Gobierno nunca le han importado ni los pobres, ni los trabajadores y mucho menos los jóvenes.

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