lunes, 3 de mayo de 2010

María Isabel Párraga B. // Duda primaria

El comandante quiere un país cuartelero en el que el término progreso se parezca a Cuba
Comienzo a escribir el presente artículo en las mismas condiciones que hice el de la semana pasada: desde la esquina del "qué pasará". Claro, que los temores anteriores no son ni próximos a los actuales. Hace siete días hablar de las primarias de la oposición era entrar en el terreno fangoso de la incertidumbre por la participación (prueba superada en la mayoría de los circuitos), en el reconocimiento por parte de todos los factores (examen aprobado mayoritariamente) y la inevitable burlita del líder y de su séquito (esa era una apuesta segura). Ayer lunes se realizó lo que el régimen ha calificado poco más o menos como "la mamá de todas las primarias" o "el primarión" en el arrebato de "celos malditos celos" cuando la oposición anunció esa metodología para elegir los candidatos en algunas regiones. " ¡Aquí nadie es más primario que yo, ¿entendido?! A lo que el corifeo contesto el típico: ¡Ordene comandante!

El asunto lejos de ser criticable sería un gesto que pudiera despertar una lluvia de aplausos. Muchísimos más que cuando canta "no soy monedita de oro", porque implicaría un rapto ultrademocrático que se agradece por estos días, más aún cuando proviene precisamente de quien se ha empeñado en la merma de ese sistema. ¿Sospechoso? El líder necesita gente más que comprometida con su proyecto en el Parlamento. En su mente no cabe "blandenguerías" reconciliatorias en las que la palabra "diálogo" sea invocada y en las que al contrincante no se le vea sino como un enemigo, un traidor o un apátrida. En otras palabras, el Jefe necesita a los más duros en la Asamblea Nacional. Allí está el detalle. ¿Es ese el mismo deseo del pueblo chavista que votó ayer? Nuestros hermanos que de buena lid se movilizaron en sus primarias rojas sufren de los mismos males que el resto de la colectividad. Los matan los malandros como moscas igual que al resto de los mortales. No les alcanza la quincena y, de paso, se les va la luz y el agua. Ellos como todos nosotros quieren un país en el que la palabra "futuro" sea parte de sus sueños. Desean una nación en el que puedan crecer sus hijos sin temores, sin angustias, con seguridad social, con buenos hospitales y educados en buenos colegios. La única diferencia del pueblo chavista honesto es que continúan esperando que el líder mesiánico los redima. Allí está el detalle. ¿Se parece el proyecto del líder a lo que sueñan sus seguidores? El comandante quiere un país cuartelero, donde todos digan "entendido" y en el que el término progreso se parezca a Cuba. A lo que sigue la interrogante. Si realmente estos candidatos electos en primaria representan lo que piensan y desean sus electores ¿respetará el líder esa escogencia?

mariaisabelparraga@gmail.com

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