sábado, 15 de mayo de 2010

Rafael Bello Rosal // De los que se van y del compromiso de los que quedamos

Son muchos los venezolanos que a diario toman la difícil decisión de probar suerte fuera de nuestro territorio, pero lo que más me impacta es la cantidad de jóvenes que forman parte de este grupo.

Inicio este artículo aclarando que no juzgo a ninguna persona que decida irse de Venezuela y que estas líneas están motivadas en la despedida de una gran amiga, quien al irse me dijo: "trabajen mucho para que pueda volver" y de otro gran amigo cuyo nivel profesional envidio vaya a ser utilizado por otro país. A diferencia de muchos, hay jóvenes que se van sin poder evitar la sensación indescriptible de mirar atrás, esos sentimientos encontrados que te dicen: allá tendrás un mejor futuro y de otros muy fuertes que responden que debes quedarte a trabajar por el futuro de muchos más.

Al vivir en un país donde la juventud no piensa en echar raíces puedes estar seguro que algo está mal, de hecho, muy mal. Y cuando juzgas a una persona por intentar buscar un futuro mejor en otras latitudes, definitivamente eres egoísta. Ese es el gran dilema de los que se despiden y de aquellos que a diario despedimos a seres queridos. Estamos frente a una fuga de personas sumamente valiosas que ponen a disposición de otros países toda esa fuerza de trabajo que acá no es bien recibida.

Recuerdo que cuando me inicié en la política una de mis principales motivaciones era hacer que los jóvenes nos quedáramos echándole piernas a este país, era convencer a muchos amigos y conocidos que la salida la debíamos buscar en conjunto y que definitivamente no era Maiquetía. Hoy les confieso que esa motivación está más vigente que nunca, porque entiendo que una generación tan valiosa como la nuestra debería tener un espacio donde se le permita soñar y construir sin límites, pero ese espacio debe ser dentro de nuestras fronteras. A muchos nos ha tocado ir a una de esas reuniones donde despedimos a nuestros amigos que se van del país y nos hemos visto envueltos en esa mezcla de sentimientos que se respiran en ese ambiente: unos que dicen "por eso estamos como estamos, porque los jóvenes se están yendo"; otros se ven tentados por la idea y hacen comentarios como "déjame ver si me decido, capaz este año me vaya yo también"; y otros más que repetimos hasta el cansancio "yo me quedo y si salgo es sólo para estudiar y vuelvo".

Cualquiera sea el grupo en el que te hayas identificado, tenemos una misión como generación: aquellos que se van deben prepararse y aprender mucho porque los necesitaremos de vuelta con todos esos conocimientos para ponerlos a la orden de todos los venezolanos y los que nos quedamos debemos asumir el compromiso infinito de trabajar sin descanso para que vuelvan a un país de progreso y bienestar. ¡Los esperamos!



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@rafbello

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