lunes, 14 de junio de 2010

CARTA A FRANKLIN BRITO

Admirado amigo:
humor en serio Laureano Márquez

Mucha gente en Venezuela, entre la cual me cuento, no quiere que te mueras. No lo queremos porque tu vida, como la de cualquier otro hijo de esta tierra, nos parece valiosa. En tu caso, además, has librado una lucha ejemplar por la dignidad. Por la tuya y la nuestra. Ya has dado muestras suficientes de estar dispuesto a llegar hasta el final para defender tus ideales de justicia e integridad.
Ya has probado suficientemente con tu propia pasión, que eres hombre decente y de palabra.Pero una huelga de hambre sólo puede hacérsele a gobernantes que tengan corazón y capacidad de condolerse con el sufrimiento de su gente. Como puedes ver no es el caso. Es como si Mandela se hubiese declarado en huelga de hambre en contra del "apartheid", les habría hecho un gran favor.
Si te mueres y --además-- lo haces en medio de un partido de fútbol entre Brasil y Argentina, esta sociedad muchas veces indolente y distraída de sí misma, pasará por alto tu lucha.
Si te mueres, Franklin, al día siguiente estaremos viendo otro partido y para unos les habrás quitado un problema de encima, eso que los gringos llaman un "issue", porque no estando tú, anular a tu familia será más fácil, mientras que a otros les darás una bandera oportunista de lucha. Recuerda que los radicalismos suelen tocarse y de ambos extremos pueden estar ligando que te mueras.
Por tal razón te pido de corazón que suspendas la huelga de hambre y que sigas vivo, para que tu lucha continúe. Venezuela renacerá, es seguro (incluso para hundir a este país hace falta cierta capacidad técnica) y las "cúpulas podridas" pasarán y esa alma venezolana de integridad que se muestra en personas como tú renacerá. Los países se construyen con ejemplos de bondad y dignidad, pero necesitamos que esos ejemplos permanezcan vivos y continúen bregando.
Franklin, es momento de parar, no en nombre de la derrota, sino en nombre de la verdad y de la continuidad de una pelea que te requiere vivo. No necesitamos un mártir, sino un testimonio de la nueva vida de respeto y tolerancia que habrá que construir.
Franklin, en nombre de la democracia y la justicia, levántate y anda.

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