En su programa dominical, el Presidente Chávez dijo que nadie le quitó su competencia para introducir, por medio de leyes, los cambios propuestos en la derrotada reforma constitucional del año pasado. Esta afirmación nos muestra una revolución de élites gubernamentales que nada tiene que ver con el pueblo al que prometió dignificar, a través de la participación. Esta revolución no es de ciudadanos sino de élites "competentes" para imponer leyes en lugar de discutirlas, para impartir cambios que la mayoría rechazó y sobreponer la voluntad de uno sobre la voluntad de muchos. Paradójicamente, el Gobierno que "ahora es de todos" no está consultando nada con nadie. Espera una sociedad de incondicionales que renuncien a su dignidad a cambio de dinero. Estas leyes acaban con el poder popular, porque somete a los consejos comunales al Presidente. Otorgan al Presidente la disposición plena del dinero excedentario de la renta petrolera. Facultan al Presidente para designar autoridades regionales paralelas, con mayor poder que las electas por la gente (alcaldes y gobernadores). Permiten al Presidente presionar a las autoridades de elección popular, mediante la restricción de recursos económicos, entre otras muchas competencias exorbitantes.
La reforma legal, tiene como único objeto frenar el cambio. El cambio de la realidad del país y el cambio de liderazgo. La revolución se ha vuelto conservadora, el espacio perfecto para ministros rotativos y cargos designados a dedo, para personas que sobre todas las cosas quieren conservar el poder y para la corrupción.
Es oxígeno para el status quo.Detrás de la reforma legislativa, lo que hay es reelección indefinida y personalismo. Informemos esto para poder superarlo, organicen foros y discusiones en sus comunidades, hemos preparado un taller para informar sobre este tema, con gusto asistiremos en cualquier momento a cualquier parte del país. Venezuela vale el esfuerzo, si todos nos unimos seguiremos ganando.
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