miércoles, 10 de septiembre de 2008

Pandora y su caja...

Dr Rafael Muci-Mendoza

Publicado en el Diario TalCual de Caracas, del lunes 8 de septiembre de 2008, Sección Aquí Opinan p.:21 Pandora y su caja …
Cuenta el mito griego, que Pandora fue la primera mujer creada en el cielo por orden de Zeus dotándola de virtudes, pero además, con el fin de castigar a Prometeo por haber robado el fuego sagrado y entregarlo a los hombres. Hasta entonces la humanidad había vivido en la armonía. Pero, cuando movida por la curiosidad, ésta quebró el sello y abrió el ánfora que contenía todos los males, liberó un sinfín de desgracias: pobreza, crimen, vejez, vicio, plagas, tristeza, crimen, locura, envidia, ira, venganza para el alma, y pare usted de contar… Por fortuna, la fisgona cerró la jarra justo antes de que la esperanza lograra escaparse; se fue pues corriendo hacia los hombres para decirles que no todo estaba perdido. Desde entonces, aunque los males nos acechen, la antorcha de la esperanza permanece encendida entre nosotros. En medio de la fementida revolución bolivariana, la medicina nostra y la epidemiología en particular, vive su circunstancia más umbrosa y triste. Retrocedimos en pocos meses al Siglo XIX donde la herbolaria rudimental revive en la medicina sistémica, y los cubanos desluciendo su poco arte, recetan drogas en desuso o sin fecha de vencimiento; la vacunación y la cadena de frío para hacerla efectiva, pareciera no haberse inventado; se busca un culpable cuando el responsable del estropicio está a la vista, un ministro-militar que rezumando crasa ignorancia, clausura o maquilla toda información epidemiológica y priva a médicos y pacientes de la prevención, el eslabón más importante de la lucha contra las enfermedades; miente y miente como su presidente, y la barcaza de la salubridad hace agua por doquier. Mientras Guyana hace lo que debe hacer, investigar y vacunar para proteger a su población, aquí se politizan endemias y epidemias acallándoselas con omnipotencia, transformado en reos a los denunciantes y enviando tras ellos una jauría de fiscales del ministerio público. Los indígenas en su ingenuidad, son estafados una vez más. Tomados como engañosa bandera, les proclaman el Día de la Resistencia Indígena , que más bien quiere significar todo cuanto tienen que hacer en el día a día, para no desaparecer en medio de la tuberculosis, el hambre y la malnutrición, la segregación, la indiferencia y el sempiterno olvido oficial. rafael@muci.com

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