Mientras en el año 1783 nace en Caracas un niño al que bautizan Simón, del otro lado del Atlántico, Etienne Mongolfiere, de origen francés, hace un descubrimiento que va a hacer posible la realización de un sueño largamente acariciado por el hombre: volar (*). Leonardo da Vinci (1452-1519) observaba por horas el vuelo de los pájaros, lo que le hizo concebir diferentes diseños de máquinas voladoras, entre ellas un par de alas que imprudentemente ensayó su alumno estrellándose en el intento.
Podríamos decir que fue el predecesor del parapente. La idea de Mongolfiere de llenar un globo con aire caliente para que ascienda da resultado y después de algunos experimentos exitosos realiza, en colaboración con su hermano José, una demostración pública el 4 de junio de ese año. En septiembre del mismo año repiten su hazaña en Versalles.
En presencia del rey Luis XVI y de su esposa María Antonieta, de los representantes de la Corte y de una multitud de curiosos que se agolpan en las calles del pueblo para presenciar tan singular evento; los hermanos Mongolfiere liberan el globo que se eleva majestuoso llevando en su parte inferior una barquilla de paja que porta como pasajeros un gallo, un cordero y un pato, antecesores de Laika, primera cosmonauta.
Los improvisados pasajeros soportaron el viaje sin inconveniente alguno, Laika en cambio no debía jamás volver a la Tierra. El Sputnik (**) quedaría flotando indefinidamente hasta su desintegración. Para evitar este sufrimiento al animal, Laika es envenenada con la última ración de alimento.
El helio y el hidrógeno, gases más ligeros que el aire, son usados luego para posibilitar la ascensión y permanencia de los globos en el aire y el hombre se aventura a tripularlos. Entre los episodios felices e infelices que dieron lugar estas primeras experiencias aéreas se cuenta el tragicómico incidente que aconteció al físico J.A. Charles, quien acompañado de Nicolás Robert despega del Campo de Marte en pleno corazón de París y logra volar 24 km.
Al intentar aterrizar en un campo rural son avistados por los campesinos del lugar, los que atemorizados ante ese monstruo volador que se les venía encima atacaron a palos a sus ocupantes y destrozaron el globo con sus herramientas de labranza.
Del globo al dirigible El inicio de estos vuelos dio origen más tarde a los dirigibles. El primer modelo de esta serie fue construido igualmente por un francés: Henry Giffard. Inflado con hidrógeno y propulsado por un motor a vapor cuya fuerza hacía girar una hélice a ll0 revoluciones por minuto, esta nave con apariencia más bien de un pez volador despegó del hipódromo de París alcanzando la velocidad de ¡10 km por hora!
A comienzos del siglo XX el alemán Graf von Zeppelin construye los primeros modelos con material rígido a los que se dio múltiples usos.
Con ellos se bombardearon Londres y París durante la Primera Guerra Mundial, una triple expedición explora el Polo Norte (1926) y se ensaya establecer una ruta trasatlántica de pasajeros con el "Hindenburg" (1936). Gracias al hidrógeno utilizado los zeppelines resultaron ser extremadamente vulnerables y después de varios accidentes graves el proyecto fue abandonado.Mientras los dirigibles eran remplazados por los aviones, los globos en cambio han seguido teniendo auge en el deporte, en la ciencia y en la publicidad.
Competencias diversas se organizan y ha quedado demostrado que manejar un globo no es cuestión de suerte sino de habilidad. La competencia consiste en aterrizar en el lugar más cercano al sitio fijado de antemano.
Además de su belleza es un espectáculo que despierta la atención del público. A partir de 1900 los adelantos de la ciencia meteorológica se deben en gran parte a la posible exploración de las elevadas capas de aire gracias a los globos con instrumentación adecuada, por lo que han logrado alcanzar grandes alturas.Curiosamente los hermanos Piccard, en Suiza, trabajaron también juntos como previamente lo hicieron los Mongolfiere en Francia, contribuyendo con el diseño de nuevos modelos y materiales a la obtención de información científica en la atmósfera. Literatura y ficción Con la publicación de Cinco semanas en globo, Veinte mil leguas de viaje submarino, De la Tierra a la Luna de Julio Verne (1828-1905), cuyos relatos encendieron nuestra imaginación de niños, crea un nuevo género literario: la ciencia novelada. El autor intuye las grandes proezas que son superadas y realizadas posteriormente por el hombre.
Junto con H.G. Wells, Julio Verne es precursor de las obras de ciencia ficción que vemos hoy magistralmente llevadas al cine y se han hecho con el tiempo menos fantasía y más realidad. En el año 1993, cuando se cumplió el bicentenario de ese primer vuelo en globo, la NASA lanzó el Pioneer 10, primer artefacto construido por el hombre que ha salido del sistema solar.
Junto con H.G. Wells, Julio Verne es precursor de las obras de ciencia ficción que vemos hoy magistralmente llevadas al cine y se han hecho con el tiempo menos fantasía y más realidad. En el año 1993, cuando se cumplió el bicentenario de ese primer vuelo en globo, la NASA lanzó el Pioneer 10, primer artefacto construido por el hombre que ha salido del sistema solar.
Además de las múltiples investigaciones científicas realizadas a su paso por los diferentes planetas de nuestro sistema, lleva en su interior mensajes para cualquier ser inteligente que pudiera encontrar en nuestra galaxia., entre ellos, grabados en una placa de aluminio, un mapa espacial que muestra la ubicación de la Tierra y las figuras de un hombre y una mujer que les saludan. ..
..El espíritu de aventura y el afán de progreso aun a costa de la propia vida han estado presentes en el hombre a todo lo largo de la historia, llevándole a numerosas victorias como las que hemos desglosado aquí brevemente.
(*) Se ha dicho que en el siglo II de nuestra era fueron avistados objetos voladores en el cielo de la China
(**) Sputnik: primer satélite artificial lanzado por la URSS el 4 de octubre de 1957.
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