sábado, 15 de agosto de 2009

Ana Karina Rote



Ángel Rafael Lombardi Boscán

Viernes, 14 de agosto de 2009

DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LUZ


Cuando la historia es ideología y propaganda poco podemos hacer para recuperar una memoria sujeta a un mínimo de credibilidad. Es común decir que “nuestros” indígenas fueron víctimas del oprobio extranjero a partir de la colonización hispana iniciada en el siglo XVI y se soslaya por completo la explotación de la que continuaron siendo víctimas durante el período republicano.
Esta victimización del indio ha servido para encubrir las responsabilidades de los sucesivos gobiernos que hemos tenido en otorgarles un trato respetuoso y digno más allá de las formalidades acostumbradas.

Por otro lado, la persistencia del mito, de un indio bueno, viviendo en una edad de oro feliz, libre de conflictos y contradicciones dialécticas antes de la llegada del europeo en el siglo XVI, nos ha hecho mucho daño.

El pueblo wayuu resistió la superioridad militar de los hispanos no sólo por su valentía sino porqué encontraron refugio en la árida e inhóspita Península de la Guajira, y además, porqué su estructura de gobierno era horizontal, es decir, cada uno de los quince y tantos clanes existentes poseía su propio “jefe” o “cacique”. No pasó, como en tantos casos, que bastaba a los españoles descabezar al jefe máximo, como en el caso de los Incas por ejemplo, para que toda la estructura de poder se viniese abajo.
Luego tenemos a los indios de la etnia Caribe, uno de los etnocentrismos más poderosos de la historia. Quienes bajo la consigna “Ana karina rote”, que traducido significa: solo nosotros somos gente, hacían valer una supuesta superioridad racial sobre los pueblos vecinos, especialmente los de la familia Arahuaco, con quienes no se cansaron de guerrear y someter.

La primera gran invasión de la costa norte venezolana antes de la llegada europea se la debemos a los Caribes.
Los Caribes fueron un antecedente de los nazis y de cualquier sistema de apartheid étnico/político. Por lo tanto es un desafío para el venezolano de hoy redescubrir nuestro pasado y su evolución desde la lucidez, situando los distintos hechos y personajes en perspectiva más allá de las cómodas e interesadas versiones canonizadas.
bucefalo3123@yahoo.es

4 comentarios:

Ultima Oportunidad por la Luz dijo...

El solo ver el contenido de lo que usted escribe, demuestra el total desprecio que tiene a las raíces de estas tierras, que vergüenza da ver alguien que se encargue de buscarle la 5ta pata al gato, yo estoy completamente seguro de que usted no ha hecho, hace ni hará nada por las poblaciones originarias, pero para hablar pestes si sirve, claro, como todo miembro de su generación de víboras a la cual ud. pertenece. HASTA NUNCA!

ALVARO SOTO URDANETA dijo...

Es interesante el comentario del personaje que pretende sacralizar la "inocencia" natural del indígena, cuando se olvidan que en America tribus entre si se dedicaban a predar de las otras y de forma mas barbara que los mismos conquistadores. Solo que como el daño lo recibieron mas esas tribus esclavista entonces si estaba mal. La historia de la humanidad ha sido esa, conquistas, invasiones,desplazamientos,grandes desplazamientos, entre otras. Nadie en Europa o Asia tienen esas lloronas, ni hablan "resistencias". Solo aqui en America, pero cómo les gusta adoptar las costumbres y modo de vida del blanco al cual dicen "resistir". "a otro hueso con ese perro", para decir las cosas al revés como ocurre todo por estos lares. Muy buen análisis Lombardi.

Anónimo dijo...

Yo no veo el desprecio del que hablas, al contrario, veo la sana intención de mostrar realidades, de buscar verdades y no épicas historias plagadas de mitos que solo sirven para esconder nuestras propias culpas y errores. Abre los ojos y trata de ver las cosas con otra óptica y no con la que te han vendido.

Anónimo dijo...

Yo no veo el desprecio del que hablas, al contrario, veo la sana intención de mostrar realidades, de buscar verdades y no épicas historias plagadas de mitos que solo sirven para esconder nuestras propias culpas y errores. Abre los ojos y trata de ver las cosas con otra óptica y no con la que te han vendido.