miércoles, 11 de agosto de 2010

Antonio Cova Maduro // ¿Estado? ¿Cuál Estado?

¡Ánimo y paciencia activa, que la reconstrucción se acerca veloz!
Hace un poco más de dos semanas, ese socialista de ocasión que es Aristóbulo Istúriz se estrenó como teórico de su nueva versión. En ese nuevo rol afirmó que, "para que el socialismo se consolidase en Venezuela era fundamental que todos los medios de producción pasasen a control del Estado". Hacer una declaración como esa cuando Pudreval copa las noticias le aporta un elemento de irrealidad a la declaración y de torpeza al personaje que para qué les cuento.

Esa sandez por supuesto que la hemos oído desde que apareció el término por allá por la 4ta. década del siglo XIX; lo que no creímos fuese posible es que tocaría a un país como el nuestro mostrar una realidad que derrotara a este dogma... ¡160 años después!

Analicemos esta fastidiosa idea. Lo primero que hay que tener claro es decidir de qué estamos hablando. Para ello, la compañía de Marx puede sernos muy útil. En su trabajo "Sobre Feuerbach", Marx, terminada su corta pero segura diatriba contra los filósofos alemanes, pasa a proponer que "el hombre se distingue de los animales en el momento en el que comienza a producir sus medios de vida (...) Y esa producción depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios con que se topan, y que tratan de reproducir".

Más adelante afirma contundente, "lo que son coincide con lo que producen, tanto como con el modo como producen" y desde allí va desgranando eso que Aristóbulo supone: que no hay "modos de producción" sin "medios de producción". Sería muy útil que tanto Istúriz como otros noveles socialistas consultaran ese notable texto en La Ideología Alemana, para evitarse hablar de lo que no saben.

Con esto en mente, es obvio que hasta el presente los venezolanos hemos tenido que vivir del Estado, porque apenas aparecido el petróleo fue aquel quien se apoderó de él para convertirse en el "gran repartidor". Se trata del Estado rentista, que rápido cayó en la cuenta de que él solo no podría con todo. Por ello vino en su ayuda el capitalismo rentista, que ahora el chavismo se esfuerza por proveerle de un nuevo ropaje: el de socialismo rentista.

El chavismo parece estar ciego y sordo a lo que con tino admirable la población captó magistralmente: que las "mieles" del socialismo sólo son posibles si el "modo de producción" es capitalista. Ya la gente sabe que si eso no es así, en vez de esas "mieles", lo que tendrá será la hediondez y el robo desatado. Por eso, cuando las encuestas indagan sobre qué prefieren, si socialismo o capitalismo, al rompe y sin vacilar responden: ¡los dos!

Ahora bien, no hay manera de que el "modo de producción" permanezca capitalista, si los "medios" de esa producción están en manos exclusivas -y excluyentes- del Estado que se autoproclama "socialista". Donde la experiencia ha tenido relativo éxito es donde el Estado se reserva todo lo relativo a la infraestructura de la sociedad, a la vez de que se convierte en celoso fiscal de que todo marche como debe ser, para salir garante de que el propio capitalismo no cometa "autosuicidio".

Lo que el "socialismo" chavista pretende es que el asesinato sustituya al suicidio, con lo cual el único muerto terminará siendo el proyecto demencial que él propone. Para entender por qué, puede ser útil recordar la respuesta que recibió De Gaulle cuando manifestó a Churchill su angustia por la voraz expansión rusa en la Europa de posguerra. Luego de deplorar la ingenuidad norteamericana, Churchill le dijo: "Luego de la comida llega la digestión. Rusia no tendrá la posibilidad de digerir a los pueblos de Europa Oriental". Y comenta John Lukacs: "Los problemas digestivos implican dos cosas: la cantidad desacostumbrada o la inusual calidad de lo ingerido. Desde el comienzo, Rusia no podría con ambas".

El Estado que el chavismo ha desmantelado no aguanta digerir ni la cantidad ni la calidad de lo que traga con voracidad, matando cuanta gallina de los huevos de oro encuentra por el camino. Su indigestión está garantizada. La posibilidad de que el intento le hubiera salido bien, Pudreval lo desmiente de modo espectacular.

El socialismo histórico no pudo digerir al mundo que engulló, ¿creen que un socialismo reencauchado lo logrará? Si además este socialismo tiene a su cabeza a alguien tan inestable como Chávez, comandando un elenco como el que ha escogido, por supuesto que jamás podría conseguirlo. La tarea de reconstruir este país está reservada a quienes no caímos en la tentación. Así que, ¡ánimo y paciencia activa, que esa reconstrucción se acerca veloz!

antave38@yahoo.com

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