jueves, 15 de abril de 2010

¡A VER SI NOS ASUSTAN, BOLSAS!

Pedro Lastra
He hecho mis personales encuestas en abastos y fruterías, en carnicerías, supermercados, carritos por puesto y ascensores, en oficinas públicas, estacionamientos, colas de cines e incluso entre algunos empleados del CNE: el resultado atruena infinitamente más que las turbinas de los Sujoy. La inmensa mayoría de mis encuestados – de Catia a Sarria y de La Lagunita a Mamporal, de las Torres del Silencio al Cubo Negro – están hasta los mismísimos cojones de esta farsa sangrienta. Si llegamos al 26 de septiembre y las elecciones tienen lugar, tendrá que llamar a Raúl y a Ramiro para que le protejan las asentaderas.


Tendrá que comerse los Sujoy. Con los bolsas que los pilotean incluidos. ¿O creen que nos haremos los pendejos?

Se aproxima el 19 de abril, fecha conmemorativa de los doscientos años en que un puñados de CIVILES, encabezados por un par de curas, decidieron desafiar al poder imperial y abrirle los portones de la historia a un nuevo continente de ciudadanos libres e independientes: América Latina. Porque el 19 de abril como el 25 de mayo argentino, por mencionar sólo algunas de las fechas conmemorativas de lo que hoy llamamos BICENTENARIO, fue obra estrictamente ciudadana. Es más: edilicia. Producto de lo que entonces y ahora se llama un CABILDO ABIERTO. Y mucho más razón tienen los alcaldes de Caracas en celebrarlo como fecha suya que un caudillo uniformado prepotente y soez. Tan poco respetuoso de la soberanía establecida por entonces, que la celebra con cien mil soldados cubanos protegiéndole sus espaldas y una señora de las mafias peronistas para que pronuncie el responso. Que más que de historia venezolana sabe del poder afrodisíaco de las chuletas de cerdo.

Como para ponernos en autos de la usurpación militar y cuartelera de esa fecha ilustre de nuestra primera ciudadanía republicana, hace unos días el caudillo – Führer, en alemán – reunió en la Avenida Bolívar – apellido nunca más esquilmado y escarnecido – a sus escuálidas mesnadas de jóvenes enfebrecidos. Que si van a aguantar en una guerra – civil o de las otras – lo que aguantaron de pie escuchando al alabardero mayor, tiran los fusiles ante el primer cañonazo. Eran las 6 y ya estaban todos en sus casas tomándose el tetero leninista que les regala el PSUV a través de la señorita Tania Díaz. Mientras el Führer seguía desvariando con el atormentado Carlos Marx y los aterrados hermanitos Castro. Hoy acorralados por unos inermes huelguistas suicidas, mártires de la libertad que ya asoma sus primeros rayitos en la isla de la desventura.

Quiere intimidarnos con el poder de sus nueve mil millones de dólares en armas rusas. Y como no tiene en qué emplear sus aviones de última generación soviética, los manda a realizar vuelos rasantes sobre nuestros barrios y urbanizaciones, a motor batiente, para que el ronquido furioso de esos artilugios inútiles y ociosos nos estremezcan y aterren. ¡Uy, qué miedo! ¿Y por qué mejor no manda a sus guerrillas mediáticas a subir cerros al anochecer para combatir la delincuencia que sí nos aterra?

Provoca recordar la saga de Walt Disney y preguntarle a ese 70% de ciudadanos libres, paridos aquel 19 de abril que nos quitara la venda de los ojos y que no lo quiere ver ni en pintura, si realmente le temen al lobo feroz. Si tanto vuelo rasante y tanto rugido soviético los tiene tiritando debajo de sus camas. O si, por el contrario, mientras más pasan por sobre sus cabezas, más reconcomio le toman al caudillo barinés y sátrapa de los Castro.

He hecho mis personales encuestas en abastos y fruterías, en carnicerías, supermercados, carritos por puesto y ascensores, en oficinas públicas, estacionamientos, colas de cines e incluso entre algunos empleados del CNE: el resultado atruena infinitamente más que las turbinas de los Sujoy. La inmensa mayoría de mis encuestados – de Catia a Sarria y de La Lagunita a Mamporal, de las Torres del Silencio al Cubo Negro – están hasta los mismísimos cojones de esta farsa sangrienta. Si llegamos al 26 de septiembre y las elecciones tienen lugar, tendrá que llamar a Raúl y a Ramiro para que le protejan las asentaderas.

Tendrá que comerse los Sujoy. Con los bolsas que los pilotean incluidos. ¿O creen que nos haremos los pendejos?

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