domingo, 26 de julio de 2009

Stalin González // Chávez vs. Bush


La intolerancia y la ambición desmedida de poder son rasgos que los asemejan
Finalmente hemos entendido cuál era el problema entre el presidente actual de nuestro país, don Hugo Chávez, y el ex presidente de Estados Unidos, don George W. Bush. Pese a que todos creíamos o escuchábamos sus múltiples aseveraciones y afirmaciones acerca de la nefasta administración que, a cuenta de su poder económico, intervenía en el mundo entero, éstas no eran las causales reales.


Nada tenía que ver el encono con "acciones imperialistas" o con un tema de "ideologías neoliberales" o de "explotadores oprimiendo a los trabajadores".


La verdadera razón por la que el presidente Chávez adversase tan acérrimamente a Bush era porque, al igual que él, éste quiere ser el gran decisor de lo que ocurra en la región. Quiere ser el emperador hemisférico del siglo XXI. Así, mientras Bush se inventaba una guerra contra Irak e Irán, con justificativos inexistentes e inexplicables, Chávez vive moviendo tanques hacia las fronteras, amenazando de guerra a quien no colinde mecánicamente con las patrañas que abandera. La intolerancia, la ambición desmedida de poder y la egolatría son sólo algunas de las características que los asemejan.


Pero hasta hace poco las acciones guardaban cierta distancia. Ya no es así. La decisión de suspender el suministro de petróleo a Honduras es tan nefasta como cualquiera que se le pueda haber ocurrido a Bush. No han pensado que no es el gobierno de facto el que se ve afectado por la decisión; son los propios hondureños, el pueblo, a los que se golpea fuertemente con semejante locura. Aun más, como buen imperialista, a cuenta de tener petróleo debemos forzar las barreras.


Es por estos detalles que se buscó a otro negociador, alguien sereno y ecuánime, que pudiera crear las condiciones para un espacio de entendimiento y no de ataque frontal, como había venido haciendo don Hugo. Al final la que ha salido nuevamente con las tablas en la cabeza, como siempre, ha sido la revolución descabellada.


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