STALIN GONZÁLEZ | EL UNIVERSAL
lunes 1 de noviembre de 2010 03:29 PM
Cada día que pasa el Presidente revela más su carácter autoritario, poco democrático y su falsa ilusión que le dice que él no gobierna un país sino que administra un feudo. Es impresionante cómo a través de todos los medios se despliega este mensaje de mesías poderoso, dueño y señor de la verdad, la razón y la bondad. Un discurso que enaltece los valores de los oprimidos y cuestiona el poder de los opresores, sin ver que en la realidad ellos se han constituido en la nueva burguesía dominante. Es preocupante advertir cómo se manipula desde una supuesta trinchera revolucionaria a una cantidad de personas que creen ciertamente que el proceso bolivariano ha traído inclusión y ha brindado poder al pueblo. Empero, cuando escuchamos al Presidente o lo leemos nos damos cuenta que existe una línea desdibujada entre la separación de él como individuo y lo que llama pueblo. Pudiera incluso ser un trastorno de personalidad, donde no se reconoce la individualidad y se ve como "Los dedos del pueblo".
En uno de los últimos tweets que el Presidente publicó a través de su cuenta lo deja claro. Este decía que estaba aprobando (ojo él, chavezcandanga) mil cien millones para gobernaciones y alcaldías e instaba a estos gobiernos a que lo administrarán bien. Como lectores y ciudadanos de este país nos preguntamos: ¿es que el presupuesto de las regiones lo aprueba el Presidente a su antojo? ¿Es qué además se lo aprueba a una institución o al compadre tal o al Gobernador o Alcalde de su tendencia, como para desde la confianza pedir que sea bien administrado, volándose el rol de la Contraloría que en teoría debería garantizar el uso del dinero público? En todo caso esta manera tan informal y poco seria de discutir un asunto tan importante como lo es el presupuesto de las regiones no puede verse ni tomarse de esta forma tan olímpica como lo ha venido haciendo el Ejecutivo. Todos los avances logrados a finales de los ochenta y principios de los noventas con el trabajo realizado por la Copre, han caído en un retroceso violento en cuanto a descentralización. Hoy día desde la organización de una estructura de base como los consejos comunales hasta la puesta en práctica de la ley desarme pasa por el dedo del ejecutivo. Mientras, la AN, ciega frente al poder de su líder máximo, aplaude cuanta maroma plantee este hombre que cree que Venezuela es un circo de su propiedad.
Por ello esta asamblea "moribunda" intenta correr y presionar la aprobación de cuanta modificación o ley sea necesaria para brindar mayor poder al jefe y neutralizar la presencia de los nuevos diputados. Pero esa mayoría que los oficialistas no reconocen y que se expresó en la sumatoria nacional, esa mayoría que día tras día crece, trabajará de la mano con los diputados demócratas en el rescate de la institucionalidad, una palabra que han querido desaparecer de nuestro diccionario.
Nuestro trabajo en estos meses será organizar a quienes votaron por nosotros en torno a los proyectos planteados. La idea es contar con una amplia movilización que origine debates, que active asambleas de ciudadanos para discutir los asuntos legislativos. La idea es contar con ese apoyo popular para contener las acciones desmedidas que estos diputados han querido acelerar. Se acabó el tiempo en que perdíamos por forfait, ese tiempo en que la jugada la definía el Gobierno. Nuestro trabajo será consolidar la unidad con la que ganamos y hacernos de un cuerpo ciudadano que libre la batalla por el rescate de la constitucionalidad y la institucionalidad como elementos claves de nuestra democracia.
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